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Opinión

• Heber Araujo

La Cumbre Agropecuaria convocada por el gobierno, con el supuesto objetivo de garantizar la seguridad alimentaria para el pueblo boliviano, proyectará la estructura agropecuaria del país y consolidará, de esta manera, la ya evidente alianza entre la agroindustria y el gobierno.

Ante la caída de los precios internacionales de las materias primas y con el discurso de generar posibilidades de crecimiento económico para el país, en los últimos meses el gobierno y los sectores productivos han dado suficientes señales como para prever que los resultados del encuentro, realizado en Santa Cruz entre el 21 y 22 de este mes, generen mecanismos normativos, financieros e institucionales para el potenciamiento del sector agroindustrial.

El presidente Evo Morales, en la inauguración del evento, planteó definir una agenda para subir el Producto Interno Bruto (PIB) agrícola y agroindustrial a más de 10.000 millones de dólares hasta 2020. También retó a los pequeños productores y a las organizaciones del Pacto de Unidad, presentes en el evento, indicándoles de que en este momento no estamos en posibilidad de garantizar alimentos orgánicos y ecológicos para el pueblo boliviano.

La producción agrícola actual del país, se realiza en 3.2 millones de hectáreas, y aporta con 3.400 millones de dólares al Producto Interno Bruto; para llegar a los 10.000 millones de dólares hasta el 2020 – planteamiento del presidente Morales - se requiere producir en 9.41 millones de hectáreas. Sin embargo es conocido que en la zona del altiplano y los valles bolivianos ya no existe la posibilidad de ampliar la frontera agrícola, lo que significa una inminente ampliación de la deforestación en el oriente boliviano, acompañado por el uso de tecnologías de producción masiva de alimentos, en desmedro del medio ambiente y la Madre Tierra.

Ante la oposición de varios sectores hacia el modelo agroexportador, los agroindustriales plantean incorporar la producción de transgénicos y ampliar la frontera agrícola, para ello sugieren desarrollar un modelo productivo para el oriente y otro para occidente, ¿entonces nos están planteando una media luna en lo productivo?

En este contexto, parece ser previsible que el gobierno acceda a las demandas del sector agro empresarial; es decir, decretar la pausa en la verificación de la función económica y social para que el sector empresarial amplíe la frontera agrícola, mayor inversión para el potenciamiento de este sector y lo que es peor, ampliar el permiso para la producción de algodón, caña de azúcar y maíz transgénico a pesar de la fuerte oposición de organizaciones sociales, de productores y consumidores.

El incrementar la frontera agrícola a cargo del sector agroindustrial no significa sembrar alimentos para el pueblo boliviano; por el contrario, significa sembrar transgénicos, sembrar deforestación, sembrar riqueza para unos cuantos y sembrar dependencia alimentaria para el pueblo boliviano.

• Es investigador del Centro de Comunicación y Desarrollo Andino (CENDA)

Visto 2461 veces Modificado por última vez en Jueves, 23 Abril 2015 10:58
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