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Opinión

Escrito por Xavier Albó

Antropólogo, lingüista y jesuita.

 

Es la tercera vez que en estas semanas dedico mi columna a ese tema. Ya llevamos un mes con la marcha de las personas con discapacidad instalada en el corazón de La Paz junto a sus otras actividades complementarias de protesta. El Gobierno les ha cortado los accesos a la plaza Murillo con grandes mallas y cientos de policías, como si se tratara de una temible invasión a lo más sagrado del país. Una respuesta pacífica de las personas con discapacidad, que me resultó muy simpática, fue enviar sus protestas al otro lado en forma de avioncitos de papel, para sortear las mallas y hacer llegar al Gobierno sus demandas. La población les muestra mucho cariño y solidaridad.

 La falla de los “invasores” es demandar o sí o sí lo que les daría un alivio rápido, aunque no sea la solución estructural: Bs 500 mensuales para su libre disposición. Insisten también en hablar con el presidente Evo, porque él sí toma decisiones, dejando entender de paso su disposición a negociar. Desde un principio el Gobierno ha dicho que esto era a la larga insostenible y, por tanto, no negociable; y ha hecho lo de tantas veces en el pasado: desconocer a los marchistas hasta que se cansen, negociando entretanto solo con los que le son afines (y que nunca marcharon) sobre otras medidas posiblemente sensatas, muchas de ellas legalizadas ya con la Ley 223 de 2012, pero que nunca se han cumplido de manera cabal; son leyes y decretos de papel mojado porque “el papel lo aguanta todo”. En cambio, a los que sí marcharon los desconoce y los acusa de ser “pagados por la oposición”. Y lo de hablar con Evo, ¡ni hablar! A contrapunto, el Gobierno antepone edificaciones costosas (casi 1.000 millones de dólares) posiblemente útiles, pero ni urgentes ni con gran rédito político.

Lo contrastante es que Evo y el que él mismo llama “mi hermano Francisco” son grandes amigos. Evo viajó expresamente hasta Río para conocerle. Poco después se reunieron más formalmente en el Vaticano, donde, tras la entrevista, el Mandatario boliviano dijo “este es mi Papa”. Evo viajó de nuevo a Roma para el I Encuentro de Movimientos Populares, y confirmó el viaje de Francisco a Bolivia quizás incluso antes que los obispos. Cuando vino, Evo lo recibió en persona y le regaló una réplica del Cristo personal de Luis Espinal, clavado en una cruz que el artista Lucho había convertido en un martillo y con la hoz en los pies. Este regalo no planificado escandalizó a muchos, pero no a Francisco, quien, tras la sorpresa inicial, enseguida lo interpretó adecuadamente y después se lo llevó consigo al Vaticano en vez de dejarlo (como las condecoraciones) a la Virgen de Copacabana. Evo facilitó entonces el II Encuentro de Francisco con los Movimientos Populares, tema por el que el Presidente fue otra vez convocado al Vaticano hace meses para preparar el III Encuentro...

¿Cómo trataría Francisco a las personas con discapacidad que exigen un bono mensual? Sin duda con gran misericordia, les besaría los pies y los muñones, como ya ha hecho en otros viajes y encuentros. Sufriría y sintonizaría con ellos, como lo hizo en la cárcel de Palmasola durante su reciente paso por Bolivia; y mucho más en el actual Jubileo Extraordinario de la Misericordia.

Solo pido a Evo que, fiel a esa amistad con Francisco, reconsidere su actitud distante y evasiva. Los contenidos concretos de la demanda son negociables, pero el punto de partida debe ser esta actitud cordial de cercanía y sintonía. El flamante Defensor del Pueblo tiene también ahí la primera prueba de fuego para su futura credibilidad.

http://www.cipca.org.bo

Visto 2305 veces Modificado por última vez en Miércoles, 08 Junio 2016 12:30
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