En la comunidad 26 de agosto de Pailón, Moisés Velasco Flores, afirmó: "Casi el cien por ciento de la soya es transgénica, ya no se escucha de soya convencional".
En la comunidad Cuatro Cañadas, donde los árboles frutales se están secando al lado de las plantaciones transgénicas, doña Lucía Jáuregui, aseveró: "Dicen que la soya transgénica nos provoca cáncer y por eso poca soya consumimos, pero sin embargo en el aceite igual consumimos".
En la comunidad Sagrado Corazón, don Celso Huaylla, un migrante a las tierras orientales desde Puna-Potosí, hace 35 años, comentó: "Todo es soya transgénica, pero a mí me ofrecieron incluso arroz transgénico".
Según datos de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (ANAPO), el 99 por ciento es soya transgénica; el 75 por ciento del total se la comercializa en el exterior y quienes controlan la cadena productiva son empresarios extranjeros.
En suma, el monocultivo de la soya transgénica, en tierras orientales, mantiene la lógica extractivista que afecta a los recursos naturales, a la seguridad y soberanía alimentaria.