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Seguridad y Soberanía Alimentaria

SSA: La agricultura campesina se caracteriza porque es un sistema de producción compleja, donde interactúan múltiples factores como el suelo, agua, clima, semillas y variadas técnicas de producción agrícolas y pecuarias; los agricultores andinos viven en diálogo con la naturaleza mediante la lectura de señas (predicción climática) que definen los momentos de siembra (temprana, media y tardía), el manejo de los cultivos, las rotaciones, los sitios de producción y la cosecha de la producción agrícola.

Los campesinos tienen un conocimiento profundo y práctico de sus sistemas de producción, son los principales interesados en cuidar los recursos productivos y se constituyen en un pilar importante de la agroecología.

 

Con la introducción de paquetes tecnológicos como el uso excesivo de agroquímicos (herbicidas, fungicidas, insecticidas, etc.), semillas “mejoradas”, etc., se ha generado una contradicción entre la agricultura comercial y capitalista, que está en manos de los complejos agroindustriales controlados por las empresas transnacionales y los grandes agricultores; y la agricultura campesina, condenada a la precariedad.

 

La agricultura intensiva, que es una característica de la agroindustria, lleva consigo la degradación y el desequilibrio de los sistemas de producción, provocando la creciente dependencia de insumos externos que van en deterioro de la economía campesina que por sí misma ya es de subsistencia.

 

Aunque cada vez existe mayor conciencia para el cuidado, el respeto ambiental y la conservación de los recursos; hay una incompatibilidad entre el desarrollo sostenible (agricultura campesina) y el modo de producción capitalista.

 

La agricultura campesina está siendo afectada cada vez más por un proceso que empobrece a los agricultores y les obliga a abandonar sus tierras y su medio de vida para aumentar la migración a las ciudades o al extranjero; por otro lado, la propaganda y los medios de comunicación, al servicio del capital, difunden la idea de que para conseguir la modernización de la agricultura es necesaria la desaparición de la agricultura campesina por arcaica, ineficaz e inútil para el sistema.

 

Desde los inicios de la agricultura, los campesinos han aprendido a entender y trabajar con las interacciones entre suelo, plantas, animales, seres humanos y medio ambiente dentro de los sistemas agrícolas; actualmente a esta forma de producir se llama agroecología y abarca múltiples dimensiones del sistema alimentario.

 

La agroecología busca el equilibrio de los componentes de los sistemas de producción, y en ese afán promueve la actividad biológica del suelo para tener una fertilidad natural que sea sostenible a lo largo del ciclo de producción, no sólo se basa en la incorporación de materia orgánica, sino está en la búsqueda de prácticas agrícolas que eviten el agotamiento de nutrientes del suelo, para mantener o incrementar la productividad de los cultivos de manera sostenible en tiempo y espacio; y dentro de esa lógica, fomenta los policultivos y sistemas agroforestales, el manejo de cultivos de cobertura, la rotación de cultivos y ganadería, de modo que garantizan la producción de forma estable y diversificada.

 

La rotación de cultivos: Una estrategia para evitar la degradación de los suelos.

 

En el complejo sistema de producción agrícola, la importancia de mantener la fertilidad de los suelos, es básicamente para producir alimentos que son el sustento de la familia, por lo tanto; existe una relación directa entre la fertilidad del suelo y la seguridad alimentaria; por ello, se debe evitar la degradación del suelo, para mantener ciertos niveles de producción y aliviar la inseguridad alimentaria; que en el actual contexto de cambio climático, es una situación cada vez más apremiante.

 

En la producción agrícola, la rotación de cultivos, es una práctica que consiste en cultivar en una misma parcela diferentes especies y en varios ciclos agrícolas, cultivos que eviten el agotamiento de los suelos y coadyuven al control de enfermedades.

 

Para lograr altos rendimientos, la agricultura industrial hace uso de grandes cantidades de fertilizantes químicos, basados en tan solo 3 elementos (nitrógeno – fósforo y potasio) que son de disponibilidad inmediata, pero dejan contaminados los suelos; en la agricultura campesina el uso del estiércol del ganado (ovino, vacuno, etc.) es la principal fuente de nutrientes para los cultivos que además de estos 3 elementos aportan minerales y materia orgánica; otra manera de minimizar el uso de fertilizantes químicos, es incluir leguminosas en las rotaciones de cultivos, con éstas se incorpora el nitrógeno atmosférico, a partir de la fijación biológica en combinación con bacterias del género Rhizobium que en forma de nódulos quedan adheridas a las raíces, esta particularidad tienen las plantas leguminosas como la haba, arveja, tarwi, lenteja, frejol, vainita, etc.

 

El problema del agotamiento de la fertilidad de los suelos es cada vez más creciente, por ello es común escuchar hablar a los campesinos que “la tierra está cansada y ya no quiere producir”, muchas prácticas ancestrales del manejo de la fertilidad del suelo, han sido olvidadas, entre ellas las rotaciones de los cultivos; es por eso que, ante esta preocupación, el proyecto “Comunidades Indígenas Quechua y Maya trabajando por el desarrollo humano y la resiliencia en el contexto de cambio climático" (Proyecto binacional ejecutado entre Bolivia y Guatemala, financiado por JOA y CAFOD) que apoya a las comunidades de Chillavi, Bajo Chillavi, P’alta Cueva, Calatacata, Muñoz Cueva y Cóndor Huta, en el municipio Cocapata (Prov. Ayopaya – Cochabamba), viene impulsando la producción agroecológica que incluye la rotación de cultivos, mediante la introducción de leguminosas como arveja (Pisum sativum), haba (Vicia faba) y tarwi (Lupinus mutabilis).

 

Estas comunidades son tradicionalmente productoras de papa, manejando una alta biodiversidad de papas nativas; pero desde hace unos 5 a 10 años se ha visto la introducción por empresas semilleristas e instituciones ligadas a la producción, de variedades comerciales desplazando la producción de las papas nativas y sus formas de producción local, a lo que se suma el cambio de hábitos de los consumidores en las ciudades que tienen preferencia por variedades como la waycha y las papas holandesas.

 

Esta inevitable relación de los productores con las empresas semilleristas y el mercado, está teniendo impactos negativos sobre los sistemas de producción por la tendencia al monocultivo y la explotación de los suelos; actualmente las familias cultivan papa en una misma parcela durante 3 a 5 años consecutivos (llamado cutirpa), sin práctica alguna de rotación.

 

Existen otras comunidades campesinas donde la rotación de cultivos sigue un patrón, bajo el siguiente esquema:

  • Primer año: Papa
  • Segundo año: Oca o papalisa.
  • Tercer año: Cebada y/o avena.
  • Cuarto año: Haba y/o arveja y/o tarwi
  • Quinto año: Descanso.

 

Con este sistema de producción, las familias tienen mayor disponibilidad y variedad de alimentos, lo que no sucede en las comunidades de Ayopaya que, por su tradición en el cultivo de papa, van intensificando el cultivo en una misma parcela por 3 o más años, con una mayor tendencia al uso de fertilizantes químicos e incremento de la incidencia de enfermedades.

 

Introducción de leguminosas en la rotación de cultivos en las aynoqas.

 

Vamos a partir definiendo la aynoqa como un espacio de territorio con manejo comunal, donde las familias campesinas acceden a tener parcelas de cultivo de acuerdo a normas comunales ancestralmente establecidas.

 

Las aynoqas en las comunidades de la región de Ayopaya, por lo general, tienen un ciclo de cultivo de 2 a 3 años consecutivos con papa; para luego entrar en un ciclo de descanso entre 10 a 15 años dependiendo de la decisión comunal, las aynoqas tienen gradientes altitudinales que van desde los 3800 a 4200 msnm.

 

Con el proyecto, los productores van experimentando el cultivo de haba, arveja, tarwi y cebada, como cultivos que mejorarán la fertilidad de los suelos, además de probar el comportamiento y la adaptabilidad en sus sistemas de producción; esto se traduce en un aporte a la seguridad alimentaria, por la disponibilidad de alimentos ricos en proteínas 19 a 36% en el caso de las habas (AECOSSAN) http://www.aecosan.msssi.gob.es y 44.3% de proteínas, 28.2% de carbohidratos, 16.5% de grasas y 7.1% de fibra en el caso del tarwi (https://tarwi.net).

Epifanio Quispe, productor campesino de la comunidad Muñoz Cueva; en el ciclo agrícola 2018 - 2019, incorporó en su sistema de producción, los cultivos de haba, tarwi y arveja sembrando a 3896 msnm un área de 150 m2; estos cultivos fueron introducidos a manera de ensayo, y se ha logrado cosechar arveja verde para consumo familiar; el haba y tarwi fueron afectados por la helada, pero sirvieron para mejorar la fertilidad de los suelos.

 

Tarwi solo arveja epifanio

Comunidad de Muñoz Cueva: Parcela Epifanio Quispe y su cultivo de arveja en la aynoqa

 

Tarwi arvejas cebadas habas Epifanio

Comunidad Muñoz Cueva: "Estoy muy feliz de sembrar estos cultivos haba, arveja están floreciendo muy bonitos. También tengo cebada"

 

“Estoy muy feliz de sembrar estos cultivos haba, arveja están floreciendo muy bonitos, más arriba tengo tarwi también están floreciendo, al año sembraré más grande, en los talleres he aprendido que mejoran el suelo, dicen que tienen las habas, arvejas, tarwis tienen unos redonditos como bolitas rojas que son nitrógenos, muchos de mis vecinos quieren sembrar para el año, ellos no quieren arriesgarse a perder sus parcelas quieren ver siempre para sembrar” (Testimonio de Epifanio Quispe, comunidad Muñoz Cueva).

 

Otro agricultor pionero es Sebastián Bautista de la comunidad Cóndor Huta, que en un primer año de cultivo ha tenido bastante éxito en su cosecha de tarwi, obteniendo un rendimiento aproximado de 1604 kg/ha que fue superior a la producción media nacional de 916 kg/ha (Vicente Rojas, Juan José. El cultivo de Tarwi (Lupinus mutabilis Sweet) en el Estado Plurinacional de Bolivia. Info INIAF[online]. 2016, vol.1, n.7 [citado 2020-03-30], pp. 88-100 . http://www.revistasbolivianas.org.bo) ; por lo que se convierte en un cultivo prometedor; este productor en el ciclo agrícola 2018 – 2019 ha cultivado en dos sitios diferentes, un área aproximada de 280 m2, ampliando para el ciclo agrícola 2019 – 2020 a 400 m2.

 

Tarwi con Sebastían Condor Huta

Cultivo de tarwi en la parcela de Sebastián Bautista (Cóndor Huta)

 

Sebastián Bautista, entusiasmado cuenta que con la producción de tarwi ha tenido una buena ganancia, “... el tarwi es fácil de cultivar, siembras y cosechas nada más, no hay que hacer nada de trabajo, … yo he vendido mi tarwi en Quillacollo en la Plaza de Granos a 150 Bs la arroba, se han peleado para comprarme porque el grano era grande y bien lindo”.

 

Estas experiencias están siendo replicadas con éxito por productores como Benedicto Ríos, Feliciano Ríos, Félix Bautista, Lucio Calisaya, Isaac Mamani, entre otros, no sólo en las comunidades de Cóndor Huta y Muñoz Cueva; sino también en otras comunidades de la SubCentral Chillavi; sin duda estas prácticas de rotación de cultivos aportarán tanto a la economía de los productores, mejorará la calidad de los suelos a través de la fijación del nitrógeno atmosférico, disminuirá la incidencia de enfermedades y lo más importante es el aporte a la diversificación de la alimentación de las familias campesinas.

 

Redacción: Área SSA-CENDA

Visto 1716 veces Modificado por última vez en Martes, 31 Marzo 2020 12:43
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