Acompañando las estrategias propias de manejo, control del territorio y los recursos naturales

La minería que por décadas se ha desarrollado en la Cuenca del Poopó, Departamento de Oruro, ha supuesto la presencia de metales por encima de los límites permisibles en el suelo, en el aire y principalmente en el agua. Los efectos de esta contaminación han provocado la casi desaparición del segundo lago más grande de Bolivia, un importante deterioro de los ecosistemas de la zona y la merma de los medios de vida tradicionales.  Esto está empujando a la población a migrar a otras zonas del país o al extranjero.

La cuenca del Poopó se está convirtiendo, así, en una zona de sacrificio, destinada únicamente a la minería. Pero informes médicos prueban que debido a la contaminación, se observan efectos negativos en la salud de la población. Los habitantes que permanecen en la zona tienen que enfrentar el progresivo deterioro de la salud debido a la ingesta de agua contaminada y el consumo de cultivos y peces intoxicados.

Ubicado en el departamento de Oruro, el lago Poopó es un fuente de vida, que cuenta con biodiversidad: aves endémicas, migratorias y la mayor cantidad de flamencos del altiplano boliviano. Por su riqueza natural desde 2002 el lago fuera declarado como Humedal de Importancia Internacional bajo la Convención Ramsar.

El Poopó en la actualidad se encuentra afectada por actividad minera, su subsuelo contiene zinc, plomo, estaño y plata. En la región hay más de 400 mineras, entre estatales, transnacionales y cooperativas extraen metales. La mayoría de estos ingenios vierten sus aguas contaminadas en los afluentes del lago, tras utilizarlas en el proceso minero y sin tratamiento posterior.